¿Han escuchado las indicaciones que dan en los videos de seguridad de los aviones?
Especialmente esa que dice algo así como: “si viaja con niños o niñas, en caso de una emergencia y antes de ayudar a otros, colóquese primero su mascarilla”.
Bueno, pues esta nota tiene un propósito similar, porque para poder cuidar bien de otros y sin mayores efectos sobre la propia salud, primero debemos cuidar de nosotros mismos. Sin embargo, hablar de autocuidado para personas cuidadoras de niños y niñas puede sonar como un absurdo en estos tiempos, cuando muchas tienen que cumplir la mayoría de sus roles usuales en confinamiento: los desayunos se volvieron llamadas laborales, la sala se volvió home school, si antes corríamos para llegar a tiempo a la escuela, ahora lo hacemos para estar bañados en la sesión virtual y el comedor es ahora un lugar para tareas y reuniones.
La línea que separaba espacios personales de los laborales ahora es difusa, y se continúa promoviendo un modelo con iguales (o más) exigencias pero recursos limitados. Padres y madres ahora deben asumir un rol protagónico en el aprendizaje de sus hijos e hijas, sin nunca haber tenido la oportunidad de prepararse para ello; se promueve el aprendizaje autónomo en los más grandes, como el estudiantado de primaria y secundaria, cuando el sistema tradicional nunca les ha brindado las herramientas para ello.
Todo lo anterior, en un contexto aún lleno de incertidumbre para muchos.
Entonces, cuando las rutinas familiares han cambiado profundamente, es posible que dentro de la larga lista de tareas de las personas cuidadoras de niños y niñas, los espacios de autocuidado solamente lleguen a ser un pendiente más al final de esa lista, volviéndolo una carga y talvez hasta lleno de culpa. Por lo tanto, es importante contar con opciones realistas, prácticas y efectivas; sabemos que no todas las personas cuentan con un espacio a solas, no todas las personas tienen la disponibilidad para realizar alguna actividad física, dedicar tiempo a una alimentación balanceada y el descanso se ha visto afectado.
Ante esto, basados en principios comprobados, profesionales en salud mental han compartido recursos accesibles para cualquier persona.
A continuación compartimos algunos:
El valor de los actos pequeños. Es recomendable ponerse metas sencillas y realistas a corto plazo. Por ejemplo, en cuanto a alimentación, en vez de pensar “hoy empiezo la dieta y dejo de comer alimentos altos en azúcar”, preferir en un tiempo de comida una fruta sobre una galleta. Así, lograr metas alcanzables a través de pequeños pasos puede tener un gran impacto.
En términos de crianza, en vez de proponerse “hoy voy a evitar todos los berrinches”, proponerse “hoy voy a disfrutar el momento que compartimos mientras almorzamos.”
Enfocarse en lo verdaderamente importante. ¿Qué áreas pueden tener mayor impacto sobre el bienestar (tanto personal como de la familia) Ocasionalmente podemos encontrarnos preocupados por pequeñas cosas que a la larga no harán una mayor diferencia, invirtiendo en ellas recursos que podrían dirigirse a otras cosas de mayor impacto, como por ejemplo compartir tiempo de calidad o de descanso. Es importante un espacio limpio y aseado, pero en el futuro probablemente los niños y niñas recordarán aquel día en que antes de acostarse, decidieron construir un fuerte en la sala, y no si los platos de la cena quedaron sin lavar.
Patrones sobre detalles. En ocasiones, cuando queremos probar algo nuevo o cambiar nos enfocamos demasiado en los detalles, pudiendo convertirse estos en obstáculos al prestarles demasiada atención buscando la perfección. Pero finalmente, significarán una mayor diferencia los patrones, la repetición y consistencia sobre la perfección. Por ejemplo, en vez de un espacio de juego perfecto y excepcionalmente diseñado un día, se vuelve más valioso diariamente dedicar un rato a compartir en torno a un espacio sencillo.
El valor de los rituales. Los actos pequeños no son importantes por el acto en sí, si no por su significado. Entonces, cuando dedicamos tiempo a compartir con el niño o niña no se trata de qué jugamos, si no lo que eso comunica “sos importante”, “el tiempo que compartimos es valioso”, “por vos voy a parar otras cosas”. En un día altamente cargado, las pequeñas pausas para compartir significan mucho.
Activar redes de apoyo. Es común escuchar la frase “el ser humano es un ser social”, y es que a lo largo del tiempo hemos desarrollado toda una serie de mecanismos en la colectividad facilitando la supervivencia. Este caso no es la excepción, pudiendo pedir u ofrecer ayuda, organizando en equipo las necesidades y deberes; ya sea de forma parental o recurriendo a otras personas como familia extendida o personal educativo. Asimismo, mantener conexiones más allá de la familia, como los amigos.
No hay que perder la perspectiva de que nos enfrentamos a una situación extraordinaria. Debemos ser compasivos con nosotros mismos, considerando cuáles son las respuestas normales ante situaciones como las que vivimos actualmente, podemos experimentar emociones como miedo, enojo o tristeza; y lo mejor es aceptar y abrazar esas emociones, que al igual que esta situación: son temporales. En esta nota pueden leer más acerca de la vivencia emocional durante la pandemia.
Por último, les compartimos algunos recursos valiosos, diseñados especialmente ante las necesidades familiares actuales.
La Asociación Americana de Psicología ha compartido recomendaciones sencillas para enfrentar los cambios en la dinámica del hogar. Dentro de estas incluye no solo el autocuidado, junto con el establecimiento de rutinas, la importancia de compartir responsabilidades, entre otras.
UNICEF ha generado un espacio con tips parentales para esta nueva –pero temporal- normalidad. Allí podrán encontrar algunas ideas para usar el juego como una forma de aprendizaje, consideraciones para diseñar rutinas, ideas para espacios de calidad uno a uno, hasta consideraciones presupuestarias en el hogar. Parenting for Lifelong Health además ha diseñado una serie de infografías con algunos de estos temas.
Expertos en comportamiento humano han puesto a disposición de todos escritos con respaldo científico para apoyo de las familias. Podrán encontrar material en relación a comunicación, atención de personas con autismo e interacción familiar.
En este artículo , algunas recomendaciones para aprovechar los recursos con los que todos contamos en el hogar, para promover el desarrollo de habilidades para la vida. Acá , podrán encontrar recursos que promueven la exploración en familia y por acá un video acerca de la importancia del tiempo de juego en la infancia.
Finalmente, les invitamos a preguntarse ¿cómo creen que recordarán sus hijos e hijas estos días? ¿qué quieren que recuerden? Como mencionan Coyne y colaboradores (2020) , la vida está hecha de instantes, y lo que permanece al final son las historias que nos contamos: “aún cuando tuve miedo, supe que era amado”.